Circo Reciclado, cuando el circo también puede hablar del medio ambiente

Por Matías Katz

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El circo siempre fue tomado como el arte popular dentro de las artes escénicas. Del circo se desprenden los bufones, los payasos, y luego acróbatas y malabaristas. De hecho, el bufón y el payaso son dos personajes que dentro de este lenguaje siempre fueron usados para entretener al público entre cada acto de acrobacia y destrezas.

Otra característica de este arte es que, además de reunir a varios lenguajes distintos, es el ser nómade. Las compañías circenses siempre a lo largo de la historia se caracterizaron por armar espectáculos en distintas ciudades y pueblos, armando y desamando la estructura de una carpa; eso ha sido así desde larga data hasta hoy que sigue sucediendo igual.

Tal vez si hablamos del circo se nos viene a la cabeza el famoso Cirque du Soleil, la compañía canadiense, o en compañías más chicas y que escapan al formato clásico de la carpa, como la del clown suizo Daniele Finzi Pasca, que en Buenos Aires presentó hace unos años su espectáculo Donka sobre Chejov en el CC 25 de Mayo. Pero también en el Río de la Plata tenemos exponentes del circo como el Proyecto Migra de Tato Villanueva.

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Y también hay compañías más pequeñas que a través del arte buscan generar una conciencia ecológica. Tal es el caso de Circo Reciclado, compañía dirigida por Diego Brailovsky y Carolina Crevecoeur. Ellos dirigen y coordinan a una cada vez más numerosa troup de artistas multidisciplinarios, desde clowns a acróbatas, malabaristas y también titiriteros. Y con Diego, Carolina y parte del equipo de la compañía nos dirigimos al barrio de Villa Soldati donde se encuentra el Centro Educativo de Reciclaje de la Ciudad de Buenos Aires; allí funcionan cuatro plantas distintas de reciclaje: la de plástico PET, de escombros, orgánicos y de poda. Allí el equipo se dirigía a realizar una capacitación, un recorrido por las cuatro plantas, ya que en muchas de las propuestas hablan sobre la temática, pero poder ver y conocer de primera mano el trabajo del reciclaje ayuda y retroalimenta a las distintas propuestas del circo.

Nuestra primera inquietud fue cómo es que nace este proyecto, y como todo proyecto artístico nace de la curiosidad, del deseo, o de la pregunta. En palabras de Brailovsky fue así: “El proyecto de Circo Reciclado nació en un viaje en Nueva Zelanda. Yo soy el fundador, y en ese viaje surge la idea de hablar de la temática ambiental a raíz de estar en una playa paradisíaca; y encontrarte una botellita abandonada en ese entorno es muy contrastante. Entonces a partir de eso, surgió la idea de empezar a hablar de esta problemática, que nos atraviesa a todos y a todas, que a veces es invisible pero que está ahí. Y de ahí los problemas que derivan del mal tratamiento de los residuos”.

 

 

 

Una vez llegados nos recibió el equipo de guias del centro de reciclaje en un enorme salón de conferencias donde nos trajeron café y medialunas para desayunar. Claro, el recorrido comenzaba bien temprano, y además fue una mañana tormentosa y fresca. Una vez instalados, secos y desayunados, y antes de comenzar el recorrido se armó la ronda donde dos de los guias intercambiarían saberes con el equipo del circo que se enconraba en el lugar, sobre qué se hace en la planta, cómo es el tratamiento de los residuos y formas de transmitir el mensaje sobre la buena utilización de la basura. Entonces allí nos surgió otra pregunta, por qué unir el circo y el medio ambiente. A esto Crevecoeur nos responde: “La idea de Circo Reciclado es hacer propuestas educativas atravesadas por lo artístico, ya sea lo circense como lo escénico, títeres, artes plásticas, y poder transmitir un mensaje de cuidado del ambiente con estas disciplinas. Porque creemos que pasándolo por el cuerpo y desde una manera lúdica, divertida, los conocimientos se adquieren de otra manera y tienen mayor peso”.

Una vez comenzada la visita, y todos abrigados como si fuera pleno invierno un 13 de diciembre, nos dirigimos primero a la planta de plástico PET donde se separan los materiales que pueden ser trabajados y los que lamentablemente hay que descartar. Y al ver ahí tanta basura que todavía tiene que ser descartada y no puede volver al circuito productivo, una frase de Carolina nos sigue resonando: “Yo creo que a través del arte uno comunica un montón. Estás parado en escena, tenes un montón de espectadores que están ahí a la espera de un mensaje. Digo, puede ser cualquier mensaje; nosotros pensamos que en la cuestión del cuidado medioambiental no solo se está cuidando, valga la redundancia, al planeta, sino que también se puede pensar en cómo nos alimentamos, como me comunico con el entorno, con los seres que me rodean y compartimos en la vida diaria. Y después de ahí podemos construir un planeta mejor también”.

 

 

 

La segunda planta que visitamos fue la de escombros, y mientras tanto una cuestión que aparece es cómo comunicar el mensaje tanto a chicos como a adultos, o si se comunica de la misma manera. Para Brailovsky el asunto es de la siguiente manera: “La línea es la misma. Nosotros trasmitimos valores que van tanto para grandes como para chicos: recuperación, trabajar en conjunto, teniendo en cuenta al otro. En todo caso lo que hacemos es adaptar el vocabulario para cada público. También es cierto que hay cosas que a los chicos les divierte, que a los grandes no; entonces uno va adaptando los gags de payasos, o las distintas disciplinas que mostramos”. ¿Pero cómo transmitir el mensaje del cuidado medioambiental sin perder lo propio del genero del clown? “En realidad nosotros hacemos uso de la nariz del payaso, para encontrarnos con esta problemática, pero lo hacemos desde el juego y desde la ingenuidad del payaso. Porque no es que bajamos una línea de cómo hay que hacer para cuidar el planeta”, dice Diego; y Carolina agrega: “Si, también es utilizar una técnica, el clown como técnica, donde uno expresa mucho de lo interno. Entonces no hay chance de que no salga el payaso ambientalista, cuando ya lo tenes interiorizado adentro tuyo. Desde la comicidad eso mismo lo podés jugar; por ejemplo, a alguien se le cae un papel lo levantas, a otro se le cae otra cosa y lo volves a levantar, y así”. ¿Y desde el vestuario y la escenografía? También, ya que Circo Reciclado reutiliza materiales, los reconvierte en objetos escenográficos y de vestuario resignificándolos.

La tercera planta que vimos fue la de poda, allí sobretodo en el período de poda de la ciudad es cuando hay más trabajo, pero de todos modos pudimos ver parte de lo que se realiza allí. Y la última de todas fue la de orgánicos, donde al momento que llegamos no estaba en actividad.

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Del Centro de Reciclaje de la Ciudad es la planta PET donde el Gobierno de la Ciudad cede de manera gratuita a cooperativas de recuperadores urbanos quienes luego de trabajar el material lo venden a la industria del reciclaje. Entonces la pregunta que aparece es si en todos lados se trabaja lo mismo sobre el reciclaje, o en qué situación se encuentra el país hoy en materia de reciclaje. Hoy Argentina recién está comenzando a trabajar de manera constante sobre el problema de los residuos, y por lo tanto lo que se trabaja acá no es lo mismo que sucede en otros países. Al respecto Brailosvky dice algunas cuestiones interesantes, porque Circo Reciclado además de trabajar en Argentina tiene una parte de la compañía en España. “Hace un par de años en 2016 empezamos con algunas experiencias de trabajo en España, como bien decías, y es muy intersante ver como la problemática ambiental cambia según el territorio. Es decir, no hace falta irse hasta España para ver esto. No se, te vas a otra provincia de nuestro país y también la problemática cambia. Entonces es interesante poder trabajar en cada lugar con la perspectiva de lo que le pasa a ese sitio en particular. En España puntualmente trabajamos con más fuerza el consumo responsable, no tanto la separación en origen de los materiales. Allá está muy instalado el tema del reciclaje, entonces por eso buscamos hablar del consumo responsable; qué estamos consumiendo, cómo afectan los envoltorios, entonces nuestro trabajo, nuestro humor, nuestros chistes van más en función de cómo están consumiendo, y que la gente se vea reflejada en esos gags”. Y carolina Agrega: “Siempre nuestra idea es a donde vayamos poder involucrarnos con la gente del lugar y contagiar a los artistas locales sobre el cuidado ambiental, pero además son ellos los que saben cuál es la problemática que hay donde viven”.

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El recorrido de las cuatro plantas dura alrededor de 45 minutos, y una vez finalizado de vuelta en el centro de reciclaje nos esperan los distintos facilitadores que trabajan en el lugar que provienen de distintas áreas, desde artistas músicos a artistas plásticos a licenciados en ciencias del ambiente, y nos realizan un pequeño recorrido por aulas taller, desde un espacio para hacer música con todos objetos e instrumentos reciclados, a un espacio para trabajar con madera y otros materiales y objetos reciclados. Entonces pensamos en algunos de los espectáculos de Circo Reciclado, como Reduzco, Reúso Recirco, 3R Variete y Un viaje de ida, pero nos interesa la última producción de la compañía, Las amigas del barrio; ¿cómo fue concebido y cuáles son sus particularidades?  “A través de los años el equipo de Circo Reciclado fue creciendo y cada persona que se suma trae consigo su arte y lo que sabe hacer. Nosotros dos venimos de la educación, del circo y del ambientalismo, pero trabajamos con artistas plásticos, titiriteros, gente del teatro y clowns. Y particularmente el año pasado se sumó Eleonora Valdéz, que es titiritera y hace muchos años trabaja con la improvisación teatral. Nos dijo que quería hacer algo con nosotros, no sabía muy bien qué; y justo Diego venía hablando con una amiga de España en la creación de un espectáculo de títeres. Entonces fue todo justo, ella quería hacer algo con nosotros y nosotros ya veníamos pensando en hacer algo de títeres y ahí nos acoplamos. Nosotros nos ocupamos de la realización y Eli se ocupó de la creación de los títeres, que están hechos de materiales reciclados”, nos cuenta Carolina. Y Diego agrega: “Lo que quisimos contar con este lenguaje que para nosotros es nuevo, era algo cotidiano, algo que pasa en cualquier barrio. En la rutina del día a día se encuentran con el problema de la basura, entonces contar el cuento no desde la gran historia sino algo más sencillo, un día cuando aparece el contenedor de los reciclables; ese día que cambió el barrio para siempre”.

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La visita al Centro de reciclaje de la ciudad finaliza, no sin antes enterarnos de algunos tocs con los que les toca lidiar tanto a Carolina como a Diego, y son el tener que contenerse en casa de amigos cuando van a tirar algo a la basura. “Voy a una casa, abro para tirar la bolsa de la basura y empiezo a sacar. Saco el sachet de leche o cosas así que están mal tiradas, lo lavo y lo guardo”.

 

 

 

 

 

 

 

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