T2 y las corridas del tiempo

Por María Victoria Martín (Maky)

Como esas imprescindibles y breves  brisas veraniegas, así llegó y se marchó de las salas T2: Trainspotting, dirigida por el olímpico (y reconocido) Danny Boyle ( «La playa», «Sunshine», «Slumdog Millionaire«, etc). El film cuenta con el guion de John Hodge basado en la novela de Irvine Welsh . T2: Trainspotting es la secuela de “Trainspotting”, cinta estrenada en 1996 que sorprendió a la crítica cinematográfica del ‘90 e inclusive marcó una línea estilística en la manera de hacer cine.

Esta segunda entrega de la historia aparece luego veinte años de espera, veinte años pasaron para estos cuatro personajes principales, y un personaje nuevo, una mujer joven, Veronika (Anjela Nedyalcova) quien se encarga de generar una reflexión acerca de estas miserables y emocionantes vidas escocesas en relación a su modo de percibir la vida, aunque también posee ciertos enredos personales que le definen el camino.

Volvieron. Renton (Ewan McGregor) regresa a Edimburgo y pareciera querer recobrar el pasado,  revivirlo, sin embargo, como bien afirman en el film, “el mundo ha cambiado” y Renton no solo ya no tiene su juventud, sino que al contrario. carga con un ayer funesto y un presente confuso. Poco a poco se reencuentra con cada uno de sus amigos (y no tan amigos): Spud (Ewen Bremner) quien resulta relevante a la hora de contar esta segunda historia, es la voz del tiempo, es quien dicta el destino y le otorga un giro nostálgioso al film. Su participación se caracteriza por notas dramáticas  diluidas con inocentes cuotas humorísticas. Mientras que para Sick Boy o Simon (interpretado por  Jonny Lee Miller) el tiempo parece no haberlo estorbado del todo, y desarrolla una postura de inmadurez y desinterés constante. Por ultimo nos queda la vida de Begbie (Robert Carlyle), aquel prisionero del ayer, el no yonqui (adicto) del grupo, el “cabrón”, el más ávido de sangre, el más repulsivo en sus ideas, y más represivo en su carácter. Consigo lleva solo venganza (la nota no tiene la intención de generar spoilers tanto del primer film como del segundo).

T2: Trainspotting es una segunda parte deslumbrante (y vislumbrante) hasta única porque refieren constantemente al precedente visual (al archivo) y eso nos aclara que la intención del director es hacer participar al espectador habiendo visto o no la primera. La película incorpora una buena dosis de humor sin quitarle a los personajes los sinsabores drásticos, oníricos o miserables de su diario trajín.

Cuenta con la fotografía de Anthony Dod Mantle (ganador del Premio de la Academia por “Slumdog Millonarie”) , y un brillante equipo de animación 2D y 3D. El montaje y el OST se toman de la mano y transmiten la vorágine plano por plano. T2: Trainspotting es una clase intensiva y magistral de cine (cuenta con homenajes). No es solo un film acerca de unos muchachos y su adicción a las drogas, al descontrol, más bien es una mirada profunda y visceral sobre cómo la vida toma caminos de expresión que generan caos o remordimientos en el presente continuo.

La película posee el siguiente leitmotiv: “Primero hubo una oportunidad, después una traición”. Y al contrario de dicha frase, el film no se traiciona, y genera una oportunidad más para analizar cómo se piensa al pasado y al presente. Cómo nos condiciona la modernidad de hace veinte años atrás y la de ahora. Y cómo la traición, tal vez, de nuestros propios ideales del hoy se rompa en un mañana, sin la necesidad de que pasen veinte años para confirmarlo. Al fin y al cabo lo que comunica T2: Trainspotting es una verdad cruda: el tiempo envejece y se traiciona (pero no en todos los casos para mal).

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