El enigma de Miró

Por Martina Szajowicz

MIRO PORTADA Y 1

La obra de Miró es amplia y extensa atada a una búsqueda constante de resolver el enigma de la analogía realizada en su trabajo. Búsqueda constante de desarrollar su universo, tanto mental como visual, en distintos soportes, donde la infinidad, la mujer pájaro, el pájaro en sí mismo, las constelaciones y el propio enigma entran en juego. Su mezcla crea un nuevo y propio lenguaje que juega con la propia interpretación del espectador.

Desde finales de octubre hasta el 28 febrero se disfrutará de este microcosmos de Miró en el MNBA (Museo Nacional de Bellas Artes). Se exponen obras de los últimos años de trabajo del artista, aproximadamente desde finales de ‘60 y los ’70. Tal vez no se presentan sus obras más emblemáticas pero sí aquellas que muestran ya la culminación de toda una elaboración de un lenguaje propio, completamente distinguible del resto.

Muestra curada por Carmen Fernández Aparicio y Belén Galán Martín quienes nos invitan a realizar un recorrido dinámico y llevadero tanto por las obras del artista como para desplazarse dentro de la propia sala del MNBA. Esto permite realizar un abordaje sencillo frente a las dificultades del lenguaje del propio artista, dándole al espectador un sorbo de respiro. No obstante, existe otra dificultad: la de observar sus obras en su totalidad.

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Durante toda la visita, uno recorre fluidamente el espacio y dentro de ese flujo, uno se detiene en aquellas obras por las que se siente más cautivado o por las que “saltan al ojo”. Igualmente, este fluir desemboca en la pérdida de algunos planos de las esculturas. Hay que recordar que la diferencia principal entre pintura y escultura, además de la tridimensionalidad matérica, es aquella que la escultura es observable en todos sus caras. No obstante, en la exposición nos son vedados algunos de estos lados generando una pictorialización de la escultura, atribuible a una decisión curatorial que privilegió el funcionamiento de la sala antes que el de la escultura. Sin embargo, es importante resaltar que uno no pierde la apreciación de la escultura, ya que aún nos permiten detectar aquellos objetos cotidianos que presentan las esculturas atándolos, a su vez,  a nuestra contemporaneidad y al día a día.

 La exposición de Miró: la experiencia de mirar se encuentra disponible hasta el 28 de febrero en el MNBA (Av. del Libertador 1473).

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