La Terquedad, o el valor de la palabra

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Por Matías Katz

Centrada en la figura de Jaume Planc, un comisario fascista de la policía valenciana, esta historia se contextualiza durante la guerra civil española (1936 – 1939), e indaga en una cuestión que lo desvela a este hombre, que es poder crear una lengua única donde todos los hombres de distintas nacionalidades se puedan entender, tratando de utilizar un lenguaje más sencillo. Pero, ¿será posible?

El argumento y la contextualización de la historia sirven para poder indagar y reflexionar sobre diversos tópicos, entre los que se encuentran el tiempo, la lengua, y por cierto el punto de vista sobre las cosas. Todo ocurre en un mismo sitio: la casa de Jaume, pero desde ya que ese mismo sitio son varios sitios, divididos también en más de un plano. En ese sentido la obra se divide en tres actos, en cada uno suceden cosas distintas, aunque siempre centradas sobre un mismo tema que constantemente aparece de fondo: la guerra civil, los monárquicos (o falangisas que apoyaban a Francisco Franco, posterior dictador de España durante mas de treinta años) y los comunistas. Pero el director, dramaturgo y actor que encarna el papel principal del comisario, Rafael Spregelburd, tiene el gran talento de poder llevar con mucha ironía y delirio diálogos sobre el conflicto armado a la palabra. Y es la palabra uno de los temas de mayor relevancia en esta obra; la palabra como algo devaluado y desvalorizado donde, como dice Jaume en algún pasaje. “no es lo mismo usar oraciones sin sustantivo”; o como cuando le dice a su cabo Carles Riera que si va a hacer una acusación que se haga cargo de la misma.

Esta es una puesta simple, pero a la vez moderna y compleja. ¿Cómo poder abarcar todos los puntos de vista de los 13 personajes en escena? Spregelburd encontró una extraordinaria forma: armar una casa de gran escala donde en cada acto se muestra un espacio distinto. En el primer acto vemos el living, el en segundo la habitación de Alfonsa una de las hijas, y en el tercero vemos el jardín, o la parte externa de la casa; y en cada espacio es que podemos ver siempre otro punto de vista acerca de los temas que se están tratando. Pero ¿cómo es eso? Bueno, aquí el tiempo juega un papel fundamental, ya que en esta obra los personajes y los actores viven en un tiempo presente continuo, una constante repetición de diálogos y situaciones desde distintos ángulos.

Por otra parte, es de destacar el enorme elenco que compone la obra. Casi como una selección nacional del teatro argentino, una camada de actores jóvenes que desde hace un buen tiempo que vienen trabajando muy bien. Pero particularmente es para destacar el enorme trabajo de Pilar Gamboa en el papel de Alfonsa, la hija enfermiza y culposa que la invaden los fantasmas e ilusiones; y a Analía Couceyro en el papel de Fermina, la hija virtuosa, que al comienzo pasa más desapercibida, pero sobre el final se vuelve una gran militante.

¿Y por qué es que remarcamos el gran trabajo actoral en la obra? Porque el juego que propone Spregelburd a partir del lenguaje no es para nada sencillo. Durante la puesta se ven pasajes de diálogos en valenciano, mientras  que el personaje del cabo (Lalo Rotavería) durante toda la obra habla en español castellano de España, y con un gran acento, nunca perdiendo todo el resto que compone su actuación, que por lo demás es exquisita y hasta tierna.

Esta es una propuesta que lleva mucho delirio, inteligencia y reflexión en momentos en lo que éstos son recursos que escasean. Y el director y dramaturgo los sirve en el escenario de manera extraordinaria.

La teoría teatral cuenta con más de una visión, pero podríamos afirmar que en Buenos Aires existen dos líneas contrapuestas. Una que se basa en la experiencia vivida durante la función, siendo cada función única e irrepetible; mientras que la segunda se centra sobre todo en los signos teatrales. Y podríamos afirmar que el Teatro combina ambas teorías. Es decir, el teatro es una experiencia vital del presente, un convivio en actores y espectadores (en palabras de Jorge Dubatti); pero el teatro también son signos. Y es en La Terquedad que el espectador constantemente está haciendo un trabajo de comprensión de la multiplicidad de signos que propone el director y autor a partir de la puesta, de la escenografía y de las actuaciones.

Es por esto que recomendamos no perderse esta maravillosa obra maestra presentada en un renovado Teatro Nacional Cervantes, que desde que asumió hace un año Alejandro Tantanian, se propuso la tarea de presentar las nuevas estéticas teatrales porteñas poniendo el énfasis en discutir los modelos dominantes, donde se estimule la diversidad, y donde se piense al arte de nuestra época, un arte contemporáneo.

Dirección: Rafael Spregelburd

Actúan: Rafael Spregelburd, Diego Velázquez, Pilar Gamboa, Analía Couceyro, Paloma Contreras, Pablo Seijo, Andrea Garrote, Santiago Gobernori, Guido Losantos, Alberto Suárez, Lalo Rotavería, Javier Drolas, Mónica Raiola

Entradas en: http://www.alternativateatral.com/entradas48490-la-terquedad

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